Aspectos a tener en cuenta para la cata de un cigarro
Esta breve guía no trata de ser un “manual de instrucciones” al uso para realizar una cata de un cigarro, pues precisamente cuando se disfruta de un tabaco, muchas de las sensaciones que acuden a nuestros sentidos son totalmente subjetivas, cambiando incluso según se perciban en determinados momentos del día, y en sitios o lugares distintos donde nos encontremos.
Para poder realizar una cata o reseña de un cigarro debemos atenernos a una serie de parámetros o indicadores, que no siempre pueden estar presentes de inicio, pero que durante el proceso de degustar un tabaco aparecerán de un modo u otro.
Probar un producto natural, elaborado artesanalmente y sin añadidos artificiales siempre nos dará unos valores y sensaciones totalmente subjetivas y diferentes a cada uno de nosotros, precisamente por todo lo que significa ser un producto orgánico, hecho a mano y artesanal.
Impresión visual y Bouquet

Comencemos con el aspecto o impresión visual. Aquí es importante saber como de bien se ha conservado el Puro, ya que la sequedad y el frio estresan la hoja de capa y le quitan elasticidad, lo que provocara que las venas emergentes se noten más y el tacto sea menos suave y la hoja pierda sus aceites naturales.
El Bouquet es el olor del cigarro en frio, es la fragancia que percibimos al retirar el celofán, si el cigarro lo lleva, o al extraer nuestro Puro del Humidor. Es importante que nos tomemos el tiempo necesario para asimilar todo lo que nos trasmite el tabaco en esta situación, pues una vez encendido estas sensaciones se perderán o serán totalmente diferentes.
Resistencia al tiro

Debemos cortar el cigarro y juzgar su estado en frio. Normalmente si el tabaco se ha conservado en ambiente muy frio o refrigerado tendrá una resistencia al tiro mayor, mientras que sucede todo lo contrario con un cigarro demasiado seco. El grado de humedad absoluta influye mucho en el tiro, igual que el tipo de corte que realicemos. Aquí el gusto personal es determinante, y nuestra decisión condicionara toda la fumada. Es aconsejable en tabacos con humedades controladas o que esta sea excesiva, retirar del humidor el cigarro que vayamos a disfrutar un rato antes y dejarlo a temperatura ambiente, para que su aclimatación al entorno sea progresiva y menos brusca que cuando pasamos de la conservación perfecta al encendido inmediato. Este consejo obviamente no será válido si estamos en entornos extremos de temperatura.
La evaluación del aroma mientras se fuma
Junto al sabor, el aroma es sin duda uno de los criterios más importantes a la hora de nuestra cata, y aquí dependerá mucho del estado de conservación del cigarro y la excelencia de su composición a la hora de trasmitir lo que el máster blend quería cuando confecciono su liga. Muchos aficionados asocian el aroma al “olor” en frio del tabaco, y no están equivocados, toda vez que el calor de la combustión altera lo que percibimos desde fuera del cigarro respecto a las sensaciones en boca. Aun con esto, los aromas de fondo que persisten o evolucionan durante el tiempo de nuestra fumada pueden ir cambiando, para deleite de nuestro paladar. Un cigarro “plano” en matices dirá muy poco o será menos interesante para un aficionado avanzado, que un tabaco que evolucione o cambie aunque sea de manera sutil.
Juzgar la Fortaleza de un Puro es más difícil de lo que parece a primera vista,
pero ¿Qué es la fortaleza?
Fortaleza
Una buena pregunta, y difícil de responder, sobre todo si tenemos un tabaco con gran aroma, pero de baja fortaleza o suave.

Esta sensación dependerá de cómo nos afecte fisiológicamente el cigarro en cuestión, si nos provoca sudoración, mareos, nauseas, etc., diremos que su fortaleza es alta o completa. También influye el estado en que realicemos la fumada, si es después de una copiosa comida, en ayunas o al final de día o por la mañana.
Todos estos parámetros influyen en nuestra percepción de la fortaleza de un tabaco, independientemente de que la carga de Ligero en su composición sea uno u otra, pues seguro que cambiando las circunstancias del momento y el lugar, un mismo cigarro puede ofrecernos una sensación de “fortaleza” diferente.
Un Cigarro se percibe mas fuerte si se acompaña de agua o vino blanco, pero si se marida con un whisky ahumado o un Ron de barrica añejado, el mismo cigarro se percibirá más suave.
La fortaleza de un Puro en sí misma no tiene connotaciones positivas ni negativas, porque aquí no se prueba en términos absolutos sino relativos, no comparamos con otros sino entre nosotros mismos. Lo que para uno es fortaleza media, puede serlo entera para otro aficionado, y al contrario. Bien es cierto que las maduraciones de los tabacos influyen en las concentraciones de taninos y que el proceso puede estar más ralentizado en unos cigarros que en otros, influyendo mucho en la fortaleza de los mismos.
Conclusiones y desarrollo de la percepción en el transcurso de la fumada

Aquí las respuestas pueden ser tan variadas como aficionados prueban un determinado cigarro. Se puede obtener un resultado de evolución gustativa pero a la vez una precepción negativa o positiva de la fumada. Traducido a lenguaje más coloquial, puedes decidir que este o aquel cigarro repetirías, cual no, y cual decididamente fumarias hasta el final. Finalmente y no menos importante es la edad de nuestro cigarro, no es igual catar un Puro “fresco” a otro similar pero con un tiempo de reposo suficiente. Y aquí introducimos una última variable, los Puros son un elemento “vivo” en el sentido de que evolucionan con el tiempo, la mayoría para bien, y donde se llega a un periodo de excelencia durante el cual alcanza su plenitud de equilibrio en fortaleza y sabor, pero eso sería tema para otro estudio.
En la práctica, si fumamos un Puro y no cumple nuestras expectativas, puede ser que el mismo cigarro lo volvamos a fumar después de dos o tres años, y si tiene potencial para madurar, podremos experimentar una evolución en sabor y aroma que el cigarro joven nunca nos podría dar.
Miguel Ángel Arvelo | Cigar Sommelier
El Dorado Cigar Club