El encendido Sumiller tiene una explicación lógica y sanitaria, pues el profesional que va a preparar un Cigarro al cliente no va a cortar y “chupar” el Puro tras cortarlo, y luego pasárselo a este para que lo fume. Creo que quedaría un poco mal, ¿o no?
Entrando en materia y hablando ya de mis preferencias, vayamos por partes.
El encendido y corte dependerá bastante del Cepo y Vitola de nuestro Puro. Cuando nos disponemos a cortar un ring mayor de 50 o lo que es lo mismo, un Robusto Clásico de toda la vida, usar un Punch podría ser muy efectivo para evitarnos un corte excesivo y que nos provoque un tiro demasiado amplio que nos amargue la fumada, eso por no hablar de la cantidad de humo que inundaría nuestra boca. Si una vez probado el tiro en frio vemos que nuestro Cigarro va un poco “sordo” siempre podemos ampliar el corte con una guillotina, preferiblemente de doble hoja.
Realizado el corte y comprobado el tiro, primero caliento el pie del Puro, luego vuelvo con el encendedor tipo flama para terminar de encender. Cuando el Tabaco tenga el rodal suficiente y salga ya el humo a veces suelo oxigenar con unos golpes de muñeca agitando el cigarro y obligando a que el aire limpie los olores de la carbonización inicial. Las primeras caladas son rápidas y cortas girando el Puro para crear un rodal perfecto
Una técnica que uso cuando las condiciones son las ideales, léase sin corrientes molestas de aire y con tiempo suficiente, es usar las varillas de Cedro. Estas nos permiten acercar más la llama al Pie del Puro sin que lo “carbonicemos” y además le darán unas notas extras de esa fantástica Madera que combina perfectamente con el Tabaco.
Para acabar y aunque sé que suena raro, pero siempre que tengo tiempo y puedo, me gusta recrearme con el encendido. No sé, creo que hay algo mágico y especial en el momento justo en el que enciendes tu Tabaco y surge el primer hilo de humo.